16 de abril de 2009

Pequeña letanía en voz baja.

Elegiré una Piedra.

Y un Arbol.

Y una Nube.

Y gritaré tu nombre
hasta que el aire ciego que te llevame escuche.
(En voz baja.)

Golpearé la pequena ventana del rocío;
extenderé un cordaje de cáñamo y resinas;
levantaré tu lino marinero
hasta el Viento Primero de tu Signo,
para que el Mar te nombre.
(En voz baja).

Te lloran: cuatro pájaros;
un agobio de niños y de títeres;
los jazmines nocturnos de un patio paraguayo.
Y una guitarra coplera.
(En voz baja).

Te llaman:
todo lo que es humilde bajo el cielo;
la inocencia de un pedazo de pan;
el puñado de sal que se derrama
sobre el mantel de un pobre;
la mirada sumisa de un caballo,
y un perro abandonado.
Y una carta.
(En voz baja.)

Yo también te he llamado,
en mi noche de altura y de azahares.
(En voz baja.)

Sólo tu soledad de ahora y siempre
te llamará, en la noche y en el día.
En voz alta.



{esto es de un poeta paraguayo: Herib Campos. recomendado por este blog}

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