4 de abril de 2011

las sombras y los sueños

Es un sueño y yo voy manejando un auto por la calle de adoquines, los árboles cierran lo alto impidiendo ver el cielo. Sopla un viento que dice y que anuncia. La calle está oscura y el auto vibra con los adoquines, los árboles son formas oscuras y bailan, y yo sigo para adelante sin entender bien adónde voy ni por qué.

Termina ese sueño y empieza otro donde yo abrazo a una sombra y le ruego que no me deje. La abrazo, me falta el aire, me siento deshacer, me siento ridícula. Mientras tanto otra persona -que también soy yo- guisa lentejas en la cocina, mezcla el guiso lentamente, piensa y desea quizás convertirse en una lenteja. Pienso que así ya no se puede vivir, y la nostalgia se mezcla con tristeza, con desesperación. Pienso en la posibilidad de que sea un sueño y a lo mejor me sirve de consuelo. Alguna vez he soñado muchos sueños dentro de uno, explotaba en gritos y llanto, pero en vez de despertarme, cambiaba de sueño.

Entonces ahí, frente a la sombra, desato un griterío inundo todo con mi dolor.
La sombra se va. Quedamos sólo el sueño y yo.

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