26 de mayo de 2011

cabj

-no, me gustan las tortas de chocolate. las frutas no son lo mío, dijo él.

ella no pudo controlar su mirada que automáticamente se posó sobre la mesada donde descansaba como una escultura la bolsa blanca que contenía los ingredientes que más temprano había elegido para prepararle una torta de manzana. deseó con fuerza que él no notara que aquello estaba ahí.
con un leve gesto de humillación, se sorprendió de no haberle conocido aquel gusto; de todas maneras no podía reprochárselo, todo había sido hace tiempo ya.

-entonces puedo ofrecerte unos bizcochos. y mate, yo lo tomo amargo.
-también, dijo él y la coincidencia la alivió.

por la ventana se  escuchó el retumbe de los bombos que llegaba de alguna cancha de fútbol.

-¡qué ganas de ir a la cancha!, dijo ella, ¿te acordás cuando fuimos a ver a boca?

hablaba con ligereza porque aquello había ocurrido ya fuera de su relación, durante los años en que habían sido amigos.

-sí, dijo él, también me acuerdo de aquel concierto al que te invité.

ella sonrió aliviada, entendiendo que él había comprendido aquel reposo que brindaba el hablar como amigos.

-la pasé muy bien aquella vez, dijo.

-yo no, fue la respuesta que demolió la mansedumbre.
ella se sorprendió, no había motivos para aquel malestar: ¿algo le molestaba y había tardado tantos años en decirlo? lo miró.

-me pasé aquella noche intentando demostrarte que eramos el uno para el otro, pero para cada comentario que yo hacía, vos tenías una respuesta en contra. no coincidíamos en nada y yo no pude escuchar la música de tanto mirarte.

ella ahora observaba el rojo de las manzanas que se traslucía a través de la bolsa y aquel asunto de la torta ya no le pareció tan tremendo.

No hay comentarios: