5 de febrero de 2012

Cecilia Gitelman por Dani Trabuchi



En esta ocasión, Editorial Flora y Fauno presenta los “Cuadernos de Gitelman”, basados en los recuerdos plasmados por la argentina Cecilia Gitelman en un cuaderno regalado por su abuelo en su cumpleaños número 9. El cuaderno fue recientemente descubierto por su hijo, el diputado porteño Jerónimo Buarque de Holanda, en el altillo de su casa y consta de pequeñas entradas reflexivas de la autora desde sus 9 años hasta sus 35.
Se cree que Cecilia Gitelman nació en el barrio de Flores de la Plataforma 5, antes conocida como Ciudad de Buenos Aires. Hija de un matrimonio de musulmanes ortodoxos dedicados a la música religiosa, Cecilia aprendió a tocar de manera magistral la pandereta y la flauta traversa clásica.
Terminados sus estudios de Bachillerato ingresó en la Universidad de Buenos Aires, donde se dedicó durante 26 años a estudiar Filosofía y Letras. Allí se inició en la selecta secta de intelectuales activos conocida como “Charles Bardié”. Sus nuevos compañeros incentivaron su creatividad y la incitaron al trabajo; fue allí donde se enamoró por primera vez, generando como consecuencia la famosa formulación gitelmaniana del “crear a partir del desgarro”, según la cual el autor debe escribir siempre desde el límite de todos los sentidos y de la paciencia. Cuentan apócrifas anécdotas que la joven Cecilia escribía sólo cuando le rompían el corazón. Durante estos años, conocidos como su “Epoca Bardié”, compartió alojamiento con la reconocida tenista Daniela Trabuchi, cinco veces campeona del Mundial de Tenis. Su casa, conocida entre los sectarios como “Cariberá”, fue un antro de encuentro de escritores fracasados, viajeros alcohólicos y jóvenes enviciados.
Su figura se dio a conocer cuando abandonó la Plataforma 5 y se reinstaló en Brasil para acompañar a su marido el flamante ministro de cultura brasileña, Chico Buarque de Holanda, durante su gestión. Fue entonces que el olor salado del mar, los miles de marrones de la arena y los bichitos ocultos en el agua, el sonido impredecible del portugués y la deliciosa Skoll helada despertaron la sensibilidad extrema de Cecilia. Durante su “Epoca Carioca”, compuso los libros de poesía: “Los descalzos” (2025), “Lúcifer, ese gato de mierda” (2027) y “Oda a la birra” (2028), que la hizo merecedora del Premio Nobel de la literatura ese mismo año. También compuso sambas, cuentos y tangos que desgraciadamente desaparecieron con el gran incendio de 2040.
Durante una entrevista realizada en de año 2050, meses antes de su muerte, Gitelman confirmó que había sufrido toda la vida de una destructiva adicción al alcohol y que aún entonces atendía a las reuniones de aa. “Me da risa la gente que se cree que la tiene atada. Lo único que tenemos atado es la muerte” fueron sus últimas palabras públicas.
Murió un Sábado, que era su día preferido.
Barcelona, 2073

1 comentario:

Anónimo dijo...

ojala alguien escriba algo asi de lindo cuando e muera