24 de septiembre de 2012


día 14

duermo con el despertador en la mano por miedo a no despertarme. me levanto bien temprano en mi habitación multitudinaria, preparo mis cosas y parto. de nuevo el camino hasta el aeropuerto. una vieja me acosa y me saca mi botella de agua. estoy podrida de dejarme ofuscar por el idioma y decido nunca más ceder ante la confusión.
tomo el avión y duermo las tres horas hasta moscú. la entrada a rusia toma horas y los policias de inmigración son poco simpáticos. aprovecho para observar a la gente rara que me rodea: muchos rubios, muchos gordos, mucha ropa negra, cara de culo, humedad y olor. busco mi mochila y salgo. el aeropuerto está lleno de gente: taxistas vestidos de negro que acosan a los recién llegados, muchos tipos con ramos de flores, guías turísticos. doy vueltas durante un rato, salgo a fumarme un pucho. afuera está que llueve o que sale el sol. todo es un ruido incomprensible para mí, no hay conversación que entienda. ahora sí que estoy lejos.
tomo un taxi hasta mi hotel. el trayecto dura alrededor de hora y media. primeras impresiones de moscú: bosque, bosque, bosque, tráfico. no hay nieve ni hace frio.
llegamos al hotel y me recibe una piba de mi edad que se llama anastasia. pienso que no voy a poder usar ese nombre en ningún cuento. le pregunto por el vodka y me dice que no toma. me cuenta también que en rusia son fanáticos de natalia oreiro, la ropa de 47 street y calamaro. rancirusos. intercambiamos mails.
el hotel es un lujo. desarmo toda mi mochila en la habitación, doy vuelta todo, me robo los cepillos de dientes. es la primera vez en el viaje que uso crema de enjuague. prendo la teley la pantalla me da la bienvenida: welcome, daniela soledad. me siento kurt cobain. bajo al restaurante a comer, estoy molida. subo y, como no anda la tele en inglés, decido comprar una pelicula para ver antes de dormir. se cobran a la habitación antes de irte. la compro, me sale carísima y me quedo profundamente dormida a los cinco minutos.

día 15
recorrida de moscú con un guía que "habla" español. me levanto y no tengo idea de dónde tengo que encontrar al guia. doy vueltas, desayuno, leo. me encuentra una pareja de argentinos y me dicen que nos están buscando. aparece el guia y nos sube a una camioneta donde nos aplauden a los tres por haber llegado tarde. ya quiero matar a todos mis compañeros de recorrido.
llueve intermitentemente. llegamos a la plaza roja. por alguna razón, los rusos hacen un esfuerzo por desligar el nombre de la plaza de los comunistas. es roja porque rojo en ruso significa bonito, es roja por los ladrillos de las construcciones. ninguna información me parece muy digna de confianza. la plaza está ocupada porque hay un acto militar y no podemos ver mucho. se nos ofrece visitar el mausoleo de lenin y me desanima una cola de dos cuadras. vemos la iglesia de san basilio, una de las primeras ortodoxas de mi vida. es increibles. por fuera, las cupulas que parecen merengues, muchos colores brillantes y decoraciones. adentro es otra historia: te obligan a cubrirte (cosa que no me pasó ni en las mezquitas de marruecos) y el ambiente es de muerte.
nos vamos a recorrer el subte moscovita. recorremos varias estaciones y son impresionantes. todas estan decoradas con murales enormes con distintas temáticas por estación, todas tienen su lugar sagrado -por lo general con un busto de lenin-. las escaleras para llegar son gigantezcas, alcanzan los 80 metros bajo la tierra. saco fotos a cagar y me quedo sin bateria.
tomamos un micro de una hora para visitar el convento de sergei posad. me arrepiento de haber venido, no lo pensé bien. son más iglesias ortodoxas. en mi grupo hay tres gerontas obesas de costa rica que siempre quieren ir al baño: "me estoy orinaaaando". en cada lugar paramos quince minutos para que las viejas meen. este no es la excepción. yo también voy al baño. hay tanto olor que siento que me voy a desmayar, la cola es una tortura. cuando ya me toca a mí, una rusa enorme con campera de cuero y pañuelo negro en la cabeza se me atraviesa y me roba el turno del baño. le toco el hombro cuando está metiéndose y me ignora. al rato la encuentro caminando por el convento, me acerco y la recago a puteadas en la cara, no paro de mirarla a los ojos con mi peor cara de culo cada vez que la cruzo. despierta mi ira.
entramos a una misa y me aburro a los dos minutos. un brasileño del grupo me abduce y me obliga a ponerme para fotos que él quiere sacar. así se pasan las horas. antes de irnos, las gerontas nos hacen parar a comprar souvenirs de la iglesia.
de vuelta al hotel, me dispongo a pagar la pelicula que vi anoche porque ya mañana me voy. me atiende un chico y cuando le digo que me compré una pelicula, se rie y me guiña un ojo, implicando que me compré una porno. me pone nerviosa y huyo ni bien puedo. cuando me estoy por subir al ascensor viene corriendo trayéndome mi tarjeta de crédito. me pongo colorada y huyo a mi habitación.

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