17 de octubre de 2009



El actor produce el salto, y el salto en la actuación no es la reproducción ni la representación de un personaje, sino asumir un total territorio de absoluta libertad donde el yo queda diluido. A tal punto que uno actúa no tanto para ser otro, sino para no ser nada, para no ser.


R. Bartís en El pensamiento del actor.

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