1 de marzo de 2010

it never rains, put it pours

16.2.2010

Ya instalada en el Hotel Dar Andalus, en Asilah, me propuse descansar de un día largo de lleno de periplos. Mi habitación es hermosa (son increíbles los beneficios de viajar sola: una habitación simple tiene lugar para tres personas y es todo tuyo, y en los restaurantes podes comerte una pizza entera –reniego del tamaño de las pizzas: una es muy poco para dos y nunca encuentro compañeros que quieran pedir dos). El hotel tiene un techo abierto que imagino que en verano debe ser hermoso, pero en invierno es aterrador. Toda la noche llovió como si se fuera a acabar el mundo, y yo me la pase soñando despierta con maremotos en áfrica.

No sé qué me pasa, esta semana estoy con la catástrofe en la cabeza.

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