estabamos disfrutando de nuestra última tarde en marrakech tomándonos un té en el hospedaje, cuando tocaron a la puerta. no atendía nadie, entonces decidimos ir a ver quién era. al primer giro del picaporte nos encontramos inmersos en una fiesta enorme entre músicos que tocaban tambores, trompetas, panderetas, turbantes y cuerpos bailando amontonados en la calle estrechita. una especie de pogo a la marroquí: exactamente lo que nos faltaba para terminar de quererlos. nunca entendimos bien el por qué del festejo, pero ¡bienvenido sea!
2 comentarios:
Acordate Dan que lo importante es no convertirse en el cadaver de la fiesta
te quiero
jajajajajaja
¿cuántas veces nos habremos olvidado de éso?
Publicar un comentario