1 de julio de 2011

el hijo de héctor

El día después de haber conocido esta historia, mamá pidió turno con el médico para ponerse un diu. Conociendo el fruto de los genes de Héctor, estaba convencida de que dejar abierta la posibilidad de reproducción era tentar al diablo.
Yo pienso que nada tenían de malo los genes de Héctor, que mamá se estaba poniendo grande y ya le daba pereza criar más hijos y aun más si eran de un hombre que había fracasado rotundamente como padre. Sospecho que fue entonces que mamá comenzó a desencantarse de Héctor. Volvió a utilizar la bata habitualmente y culpaba en secreto al diu por haberle causado un efecto depresivo en su sistema nervioso. Mamá dejó de salir de casa los miércoles; ahora sólo se veían cuando Héctor la venía a visitar. Incluso entonces, dormía hasta más tarde y hasta se acostaba más temprano. A mí no me importaba en absoluto ese comportamiento porque me permitía tener aún más tiempo a solas con Héctor; me parecía que él se sentía un poco solo y necesitaba más que nunca de mi compañía.

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