20 de agosto de 2011

Carta a Ludmila



Como hace un tiempo ya que decidimos que somos mejores amigas, siento muchas ganas de escribirte hoy. Y te escribo hoy, pero te escribo para siempre; te escribo porque a estas palabras no se las lleva el viento, ni el tiempo, ni el cambio. Van a estar con vos siempre, lo sepas o no.
Mañana te vas a ir lejos. Lejos es algo raro porque probablemente pasemos mucho tiempo sin vernos: no solo vos y yo, sino vos y luchi, y facu, y mucha gente que te quiere y que yo sé que vos querés.
Cuando yo era chica también me tocó mudarme muchas veces: del sur al norte, al sur, a otra casa, a un departamento, a otra casa y así tantas veces que ya ni me acuerdo. Y cada movimiento significaba tener que hacer nuevos amigos, conocer los rincones y lugares para jugar de una nueva casa, ¡hasta aprender idiomas nuevos! Y muchas veces me asustaba y me ponía triste y me costaba mucho no extrañar lo que había dejado atrás.
Pero con el tiempo, cuando fui haciéndome más grande, descubrí que todo aquel movimiento me había hecho una persona muy fuerte y que conocía muchas cosas y casas y maneras de vivir distintas. También descubrí que no hay distancia ni tiempo ni cambio que pueda interponerse entre dos personas que se quieren de corazón. Imaginate: cuando yo era chiquita no existía internet, ¡ni siquiera los celulares! Con mis amigos nos mandábamos cartas, por correo, y nos llamábamos desde teléfonos públicos.
Tengo un cajón lleno de cartas: incluso tengo algunas de tu papá y varias de tu tío pipi. Tengo cartas del chico que me gustaba y del que me tuve que despedir millones de veces moqueando y llorando como una desamparada y también tengo cartas de amigas que hoy ya tienen sus propios hijitos con sus propios amigos con los cuales juegan en la vereda. Tengo amigas que me acompañaron toda la vida y con las cuales aprendí mucho sobre la vida; a mi mejor amiga de la escuela la volví a encontrar hace poco. Casi no me acordaba de por qué habíamos sido tan amigas antes de verla, pero cuando la ví me dí cuenta de que me hace sonreír todo el tiempo, y no hay nada como eso. Hace poco otra de mis amigas intentó enseñarme a esquiar de nuevo. No pudo, pero pasamos un rato hermoso paseando como antes por el campo fresco y las calles de barro donde nos había encantado alguna vez jugar con piedritas o bloques de cemento que se transformaban en naves espaciales o casas gigantes donde vivíamos todos con nuestras mascotas. 
A veces abro el cajón y leo las cartas y me llenan de amor. Lo que te quiero decir es que nada, nada, nada en la vida se pierde, sino que todo se guarda en el corazón. Aunque no lo sepamos o no pensemos en eso todos los días. Cuando lo necesites, ahí estará. El recuerdo de un abrazo, de un cariño, de alguien que te quiere con toda su alma.
Deseo con toda mi fuerza que tu vida sea hermosa, eso ya lo sabes. Que nunca te canses de jugar, que sepas que tener más años no significa ser menos joven, que nunca es tarde para nada y que siempre siempre se puede empezar. Que vos sos una nena hermosa y divertida y que vas a hacer cosas increíbles con tu vida. Las vas a hacer vos solita con toda la fuerza de tu carácter, pero siempre detrás tuyo, con mucha alegría y orgullo, vamos a estar todos los que te queremos a lo lejos o a lo cerca. 

3 comentarios:

the buenos aires affair dijo...

Más linda, tierna y sincera no puede ser, me encanto dani, por más cartitas, un besote, te quiero y un opquito de mi fuerza vva para vos y para los que te rodean que la necesitan, te adoro.

¡ Que barbaridad ! dijo...

Que lindo dan, te mando toda mi fuerza, amor y felicidad, te adoro.

Lau dijo...

sos hermosísima!