26 de octubre de 2011

el patio estaba vacio. projor había terminado su trabajo y salió por el portón. allí abajo, sobre la hierba, se extendía, melodiosa y tristemente, el rasguear de la balalaica de un soldado. un fino enjambre de mosquitas danzaba sobre la hierba, revoloteaba y caía en picado, se detenía en el aire, volvía a descender y a quedarse quieto, para después subir de nuevo. pero el rasgar de la balalaica era aún más fino y quedo. descendía más bajo aún que las mosquitas hacia la tierra y subía limpio de polvo, más ligero que el enjambre, para volver a tomar altura, lanzando destellos mientras caía, sin prisa.

la infancia de liuvers, b. pasternak

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