1 de diciembre de 2011

quien se sabe vivo reconoce el ardor de la espera
de enceguecerse frente a las vías de lo que se trama por
lo bajo, lo inaccesible por oscuro
quien se sabe vivo quizás sepa como yo
lavarse la cara, alimentarse cada tanto,
encontrar el secreto de algunas cosas:
cómo duerme el gato, qué mata a las plantas
quizás sepa también del espanto que se despierta
con la mañana cuando se buscan las razones
o las causas para levantarse y hacer
lo que uno sabe hacer o a lo mejor
levantarse a esperar la caricia prometida
o levantarse a intentar reconocer dónde
uno confundió las promesas con cualquier cosa,
las casualidades con salvaciones
dónde y cómo la mano amiga dio con fuerza
el hachazo mortal que me dejó
sin fuerza ni ganas ni promesas
con la lágrima floja colgando del ojo
y la necesidad imperante del abrazo
de todo lo que se va y había venido a cuidarnos
y a críarnos como a chicos que juegan
en la vereda y todavía no saben nada
de lo que vendrá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bravo culos

Anónimo dijo...

tal cual como me siento ahora...parece como si lo hubiese escrito yo.... o vos para mi