20 de diciembre de 2011


te creíste que había muerto, sí. pero no. creíste que habías logrado transformarme, desfigurarme, disfrazarme de otra cosa; quitarme como a una mancha en el lavarropas, quemarme en un tacho con kerosene. creíste, ¡ai! nunca hubo verbo más ingenuo, que la oscuridad podría ceder a la luz; y me pregunto con qué turbaste tu vista como para que se te escapara: la sombra crece sobre todo, es el mantel sobre la mesa y vive cuando todo duerme y menos se puede vigilar. arma la sombra su negra lista de deberes y personas y me alimenta con constancia para hacerme fuerte como un árbol de raíz profunda, para que los tontos piensen con la débil luz amarilla que me han vencido, sólo para darme el placer de saber que los volveré a encontrar en la negra noche y aún más grande seré por inesperado. mejor aun: como hoy, me apareceré en el medio del día, con mis pies silenciosos, a romper con la falsa calma. creceré como un charco de agua debajo de la tormenta: grande más grande, hasta que no se pueda cruzar al otro lado. observaremos el reflejo de tu rostro sobre el líquido cristal y no será un rostro feliz; entenderás que he vuelto, que vivo por dentro y que hay naves que no encienden y cosas de las que no se puede escapar. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

yeah !! :

http://www.youtube.com/watch?v=Eajk2uDWaP0&feature=related


(de esto tampoco se puede escapar, je.)

Flor.

viste como son las cosas dijo...

Será el mismo cuco?? Ay la pu.. que lo pastoreó!!

bandida dijo...

vendetaaaah