14 de abril de 2012

ahí fue

Esa tarde habíamos visto cinco veces seguidas la misma película. Es que en distintas partes nos íbamos quedando dormidos y volvíamos a pasar toda la cinta para ahora dormir en las partes que sí habíamos visto y prestar atención a las demás. Tardamos un largo rato en salir del letargo en el que nos dejaba todo aquello; después de unas horas en la cama, decidimos salir a comprar naranjas y pasar el resto de la tarde tomando jugo en el patio, yo con las piernas estiradas y los pies apoyados sobre las rodillas de él.
Si tuviera que contarte el comienzo de todo, diría que era un mes frío pero no tanto. Uno de aquellos que son como octubre o mayo. Fue de noche. Yo aquella tarde había tenido que pedir disculpas más de una vez por cosas que había hecho sin querer: no quise entrometerme en tu vida, dije.
No, me interesa lo que pensás.
Así y todo, después de trece años y a raíz de esa conversación, nunca más volvimos a hablar.
Es noche ya estaba cansada de escuchar y de ver cosas y quería apagarme por un buen rato. Pero fui,  porque sí, porque debía.
Si te tuviera que contar qué pasó sería: llegué, me quise ir. Nos encontramos, charlamos, nos reímos. Pasó en algún momento: miré para acá, miré para allá, y como si se pudiera señalar con el dedo: ahí, en ese segundo.
Ahí. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Completamente fuera de tema, no se si notaste que el '.com.ar' no esta funcionando. Medio entre en pánico, pensé que ya no existía el blog y apenas lo comenzaba a leer. Y bueno, un saludo