cada tanto llega
el momento de desvestirse de verdad
de rendirse por un rato, de dejar
de sostener los mil hilos, las caras
el sonido fuerte de la angustia,
de sentarse a llorar y gritar y maldecir
por lo sufrido, dejar de aguantar las
quejas, porque quejarse está mal
dejarse gritar y decir nombres,
contar historias y poner cara de tonto,
con los labios enroscados y los ojos colorados
y el gesto de reclamo: ¿¡por qué!?
entonces también se puede llorar
por los amores que se extrañan, los que ya debemos
dar por clausurados, los mal vistos y también
hablamos de los amigos que ya no existen,
aquellos que hemos olvidado y a los que ya no sabemos querer
podemos llorar por los muertos, aunque hayan sido
viejos, lejanos o desconocidos:
por un rato yo lloro por lo que se me da la gana,
como está mal visto, eso de llorar por idioteces
por el capricho de odiar que pase el tiempo
es un rato nomas, y cada tanto llega
el de abrir la puerta de par en par
y echar a patadas todo eso, esto
y todo aquello, también.
1 comentario:
me encanto
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