19 de septiembre de 2012
día 12
gracias a la jodita de haberme acostado alrededor de las ocho de la mañana, me levanto a las 2 y media de la tarde. las yanquis también. antes de las cinco tengo que estar en la embajada para retirar mi visa o morir en el intento. no reservé la habitación por una noche más y ya se me pasó la hora. corro al cajero y no me anda la tarjeta de débito, tengo otra, pero no se la clave. plan chino para conseguirla. pago la habitación y saco plata para pagar la visa. salgo a medio vestir ya medio despertar hacia el mismo laberinto de ayer. tranvia, cuadras, ropa inadecuada. llego a las cinco en punto, pago, me devuelven el pasaporte con su visa correspondiente. me pregunto si no me habré mandado una cagada: voy a usar el pasaporte argentino para entrar en rusia, tengo la visa de mongolia en el pasaporte español y la visa china en el argentino de nuevo. ya es muy tarde para andar pensando en estas cosas.
salgo de la embajada llena de triunfo. decido volver caminando, ahora nadie me apura y tengo todo el día libre. entro en un parque y me encuentro con un rosedal enorme de flores rojas y blancas. me recuerda mucho al jardín de lacasa de mi abuela y paso un buen rato llorando a moco tendido en un banquito.
en el camino me saqué unas fotos para la visa de nepal. volví al hostal, me di un merecido baño y dormí una siesta.
cuando me despierto, un grupo de alcoholizados, incluido mi nuevo amigo australiano, me empuja a beber y salir. antes de que me pueda dar cuenta, estoy en una especie de camioneta remise con otras diez personas con rumbo desconocido. llegamos al primer boliche y, obviamente, nos rechazan. está la canadiense a la que le gusta la joda, un siberiano insoportable y otros nns. en la puerta se acumula una horda de rechazados, todos extranjeros. hacemos causa común y nos vamos todos juntos para otro lugar. somos muchos y dos andan con guitarras, tocando y cantando de lo lindo.
entramos a un bar de mala muerte que da al rio. tomamos, cantamos, casi nos caemos. tengo un par de encontronazos con el siberiano insoportable. en el baño pasa de todo. dos tipos grandotes y enchaquetados se meten juntos en un compartimento y una yanqui tonta con tacos sube a apurarlos porque se está haciendo pis. temo por su vida. mientras, un viejo motoquero teñido de rubio y sin remera abajo de la campera nos ofrece cuánta cosa se nos pueda ocurrir.
llega mi hora de partir y dejo atrás a todos mis nuevos personajes. llego al hostal y pregunto en la recepción si alguien vio al joven japonés. ¿vos sos daniela? me preguntan y me dan una bolsa con mi bufanda y una carta. el japonés vive.
día 13
me levanto y, de nuevo, no reservé habitación. como no hay lugar me tengo que cambiar a una donde duermen cuarenta personas. encima no está lista hasta las tres de la tarde. hago tiempo, paseo, como más donner. cuando es la hora, vuelvo, me baño y me acuesto a dormir un rato. a las seis tengo que ir a lo de tom. me levanto tarde de la siesta. la habitación es siniestra, filas y filas de camas. sorprendentemente, muchos duermen la siesta. me cambio y salgo para lo de tom. en el camino me pierdo pensando cosas. berlín se pone mucho más lindo para este lado. de repente se me ocurre que está muy mal caer con las manos vacias y paro en un super a comprar cerveza. hay muchas y elijo una de cada. también papitas. salgo a la calle y a las pocas cuadras me doy cuenta de que las cervezas están calientes y eso no puede ser. paro a comprar unas frias. se me desatan los cordones y cuando me agacho veo que estoy en una plaza que me gusta. llego a lo de tom mucho más tarde de lo que debía. me dejó la puerta de abajo abierta. subo, toco. nada, no insisto. al rato me abre tom en chancletas. entro a un departamento hermoso, cosa rara en estos edificios viejos recalchutados para que tengan mil habitaciones. tom está con su profesor de piano. el profesor es chileno.
-¿tenes diez euros? me pregunta tom.
listo, me redimo por haber llegado tarde y con cervezas calientes. saco mis monedas y empezamos a contar entre los tres. llegamos a los diez euros y me tomo unos mates frios.
se va el profe y nosotros nos vamos a tomar una cerveza a lo que tom dice que los alemanes llaman "patio de cerveza". hace frio y él se vino en chancletas. se niegaa ponerse mi bufanda, quizás porque le conté la historia del japonés.
él piensa que todos vienen a alemania por las alemanas y yo pienso que son todas feas y mala onda. diferencias irreconciliables. hablamos de lucas y de ramón y de amigos que los dos queremos mucho. cuando nos vence el frio, nos decidimos por la cena. vamos a un super y aprovechando que me debe y que come arroz hace como un año, tom me invita a elegirme lo que quiera. entonces: milanesas, ravioles, salsa, salsa para las papitas, más papitas, otro tipo de papitas, helado de chocolate. volvemos al departamento, cocinamos y comemos como desaforados. me pasa música, sacamos fotos, charlamos con lucas y nos reimos. después vamos caminando hasta mi hostal. es una tarde como para una canción.
tom se niega hasta último momento a develar el misterio musical de claudio y lisandro. promero llegar al fondo de la cuestión.
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