29 de mayo de 2012

alguien está custodiando algo

-señor, por favor aléjese

No me dirigió la mirada. Se mantuvo un segundo en el lugar y luego continuó su ruta, tranquilo.
Giré lento sobre mi eje, observando el panorama.
Tres chicas con auriculares pasaron por mi izquierda. Eran zombies, ví la sangre asomárseles  por las comisuras. Ahí cayó una gota sobre el marmol blanco del suelo. Quise alcanzarlas, quitarles los auriculares, llegó a mi el olor a humo de tabaco.
-Señor, se encuentra prohibido fumar aquí

Nuevamente evitó que sus ojos me encontraran. El cigarrillo aplastado contra el marmol blanco simulaba la escena de un crimen. Encendieron la música y el sol se estableció en el punto más alto del cielo.
Iba a ser un dia largo.

-Disculpe, ¿por dónde accedo al ala oeste?

Marcó el fin de mi ensueño. Para cuando terminé de indicar ya no quedaban rastros de aquel humo, aún faltaban horas para que pudiera salir a fumar.
Las tres zombies volvian a escena caminando directamente hacia mi, sus miradas extrañadas ¿Podían verme? Parecían atravesarme. A mi lado, en un estante, una gran cantidad de auriculares. Pensé en calzarme un par y unirme a ellas en su desentendido vaivén.

-Señoritas, detrás de la línea, por favor

No me oyeron, no se si me vieron.
Dí media vuelta para quedar de frente a otra cosa; el hombre, nervioso, se revisaba los bolsillos.

-¿Ha visto mis anteojos?, me dijo.

Tenía el atado de cigarrillos en la mano. Sin decir una palabra, estiré mis largos dedos y quité del paquete uno que se asomaba.

-Quédese aquí, le ordené, voy a consultar en objetos perdidos

Me puse el cigarrillo en la boca. Desde afuera veía al hombre parado del lado incorrecto de la línea, acompañando la danza de las zombies que dibujaban sus figuras sobre el marmol.

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