4 de junio de 2012

de mierda: complemento especificativo




-Edith Piaf era una vieja de mierda,
así empezaba siempre. No se daba cuenta de que a nadie ya le causaba desconcierto nada de lo que ella dijera, que a nadie le importaba ella, ni sus provocaciones, que ya todos sabían de memoria el vergonzoso espectáculo mediante el cual soltaba las frases más irreverentes que podían ocurrírsele en el momento justo en que el silencio reinaba pero la atención aún se encontraba condensada, buscando un puerto donde anclar entre los presentes. Cuando empezó a trabajar allí, claro, el puerto era siempre ella: sus frases eran brillantes, espontáneas y hasta sonaban auténticas. Le había dado duro a sus padres, al dueño del teatro, al hermano de otra de las cantantes, hasta a ella misma. Ahora ya era tarde y se le había ocurrido agarrárselas con Edith Piaf; hace una semana venía hablando mierda de ella, esperando que alguno de nosotros saltara a defenderla, a sacudirla, a discutir, diciendo lo obvio, lo que ya todos sabemos, lo que es oír su voz.
La atención volaba ahora por la habitación, rebotaba en las paredes, descansaba un segundo en algún estornudo y su correspondiente: “¡salud!”, se hacía enorme y luego chiquita y se escapaba por debajo de la puerta, buscando el sonido de una estufa que se enciende, chc chc, un perro que ladra en la calle o un teléfono sonando, hasta que finalmente despertaría toda su furia sobre una rubia con pollera corta que entraba en la habitación llamándola. Eso le daba aún más rabia, que tanta atención quedara enfrascada en una mujer que venía a buscarla a ella, la única estrella. 

1 comentario:

la jodida de tu prima dijo...

lo loco era que le dijera "vieja" a una mujer que murió a los 47 años... todo lo demás es literatura. :)